lunes, 10 de noviembre de 2014

La forma, el color y la conducta se combinan en pro de la supervivencia.

"Un ejemplo claro es el de los peces trompeta (Aulostomus sp.); a pesar de que pueden llegar a medir un metro son capaces de hacerse casi invisibles permaneciendo inmóviles con la cabeza apuntando hacia abajo por debajo de los racimos de gorgonias, meciéndose en sincronización con las corrientes a la espera de algún pez desprevenido que busque un resguardo momentáneo por ahí cerca. Con unos golpecitos apenas imperceptibles de su aleta, el pez avanza, abre su boca y, en un instante, devora a su presa.

Este extraño pez, alargado y aparentemente inofensivo, es un depredador especializado que aplica la técnica de “Caballo de Troya” submarina. Se lo ve siempre nadando escondido en pos de otras especies más grandes y notoriamente inofensivas, como los peces loro, siendo capaces así de acercarse a su presa sin crear alarma”. 

Fuente:
Guía del mundo submarino

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