Los avances en las máquinas propulsoras de vapor también permitieron que se alcanzaran mayores velocidades de desplazamiento. Los trasatlánticos alemanes de la serie Kaiser Wilhelm II, construidos a principios del siglo y que contaban con dos máquinas de vapor, cada una de las cuales movía una hélice, desarrollaban una velocidad de 23 nudos.
La marina mercante inglesa construyó los paquebotes Lusitania y Mauritania, hermosos navíos de 31 000 toneladas, que alcanzaron una velocidad de 26 nudos y que ganaron el “gallardete azul” del Atlántico, que era el galardón otorgado para el navío que desarrollara mayor velocidad y que el Mauritania conservaría 22 años; no fue sino hasta después de la primera Guerra Mundial que el Normandie, barco francés que logró rebasar los 32 nudos, se adjudicó este premio.
El diseño de las calderas también progresó al introducirse los tubos hidráulicos que permitieron el aumento de la presión en las máquinas de vapor y, al mismo tiempo, la reducción del consumo del carbón y la disminución en el número de calderas. El Normandie contaba con 31, mientras que, años más tarde, el Queen Elizabeth sólo llevaba 12 calderas. Algunos mercantes modernos de gran tonelaje, que alcanzan altas velocidades, tienen una sola caldera, demostrándose así los avances que se han logrado en sus diseños en los últimos años.
Fuente: omega/ILCE/edu.mx/sitios/ciencia
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