Historia de Cyana
Estamos en el 480 AC, en la parte noreste de la Isla de Eubea, bañada por las aguas del mar Egeo. Paraíso del buceo, pensaremos… y estaremos muy, muy cerca de lo que pasó en ese entonces.
Es tiempo de las Segundas Guerras Médicas entre persas y griegos. El poderío naval de los persas es abrumador: comandados por el rey Jerjes en persona (el mismo que aparece en la película 300) los más de mil doscientos barcos avanzan hacia la indudable victoria frente a la flota griega, compuesta por menos de trescientas naves.
Entre las filas persas encontramos a Scyllis de Esción y su hija Cyana, originarios de Grecia y casi esclavizados a las órdenes de Jerjes. Su misión: sumergirse en las aguas para recuperar los tesoros perdidos en las naves naufragadas. Scyllis es el mejor en su trabajo y consigue grandes réditos, aunque el amor por su tierra puede mas y solicita su libertad, la cual es denegada en varias oportunidades.
Tres días antes de iniciar la batalla de Artemisio se desata una gran tormenta huracanada, haciendo imposible la navegación y obligando a la flota a guarecerse. En ese momento, Scyllis y Cyana, ocultos por la oscuridad de la noche y la tormenta, se lanzan al agua y comienzan su plan de liberación: ayudados por su entrenamiento diario en el buceo, cortan las amarras de todos los barcos y se dan a la fuga nadando hasta las costas del Cabo Artemisio, distante a unos 15 kilómetros (*).
Al llegar a Grecia, Scyllis anuncia los planes de Jerjes a los generales griegos, quienes liderados por Temístocles consiguen posteriormente ganar la batalla de Salamis (la batalla naval más importante de la historia del mundo antiguo) y finalmente la guerra, siendo esta la primera defensa exitosa de una democracia.
Scyllis y Cyana son considerados héroes y recompensado de varias maneras, entre ellas son erigidas dos estatuas de bronce (o de oro, según la fuente) que se colocan en el Templo de Apolo en Delfos.
Avanzamos hacia el año 60 AC y nos encontramos al emperador romano Nerón, quien en su visita por Grecia y maravillado por la hermosura de la estatua de Cyana se la lleva (junto con 500 estatuas mas) a Roma, donde es conocida como la Venus de Esquilo.
Esta es, entonces, la historia de nuestro nombre y nuestro logo. Una forma de homenajear a la primera buzo mujer al servicio de una gran causa.
(*) Aunque el historiador Heródoto (de reconocida cuenta propia) sospecha el uso de un pequeño bote, la parte mitológica de la historia nos cuenta que fueron buceando ayudados por unas cañas huecas, una suerte de snorkel que se puede ver en el logo de nuestro centro de buceo.
Hola ... muy interesante la historia de la primera Mujer Buza de la Historia ¡¡¡¡ saludos ¡¡¡v
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