Así pues, las lluvias violentas, prolongadas o regulares, pueden dañar a los corales, a los que están más cerca de la superficie por lo menos, ya que el agua dulce tiende a estratificarse por encima del agua del mar. Más evidente aún es el efecto de la dilución que se puede atribuir a los grandes ríos; el influjo de sus aguas es tal que inhibe todo crecimiento coralino y constituye una verdadera barrera física a su expansión incluso en zonas climáticas favorables".
Fuente:
Guía del mundo submarino
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