lunes, 14 de octubre de 2013

Estructura del coral

A pesar de las enormes diferencias en la forma y dimensión de una especie a otra, los corales comparten la misma estructura básica y es idéntica también a la de los celenterados, un grupo de animales que pertenecen al subreino de los metozoos. Los celenterados deben su nombre a la presencia de un celénteron, una gran cavidad interna, exclusiva de estos animales; sirve a la vez como cavidad digestiva y para la eliminación de los residuos y se abre hacia afuera vía a través de una única apertura. 

Otra característica, escencial para los hábitos sedentarios de estos organismos, que se mueven tan sólo en el estadio larvario, es su simetría radial: es decir, cada animal se puede dividir con arreglo a un patrón de simetía infinito a lo largo del radio de un círculo imaginario. Además de estas caracaterísticas comunes, los Cuidaria phylum, a los que pertenecen los corales, tiene una estructura denominada pólipo. Dicho pólipo, la unidad principal de los corales, puede imaginarse o describirse como una base de un sustrato rígido y que tiene una apertura que mira hacia arriba, rodeada de un número variable de tentáculos. Su número (ocho, seis o múltiplos de ellos) permiten dividir el grupo de los Antozoos en octocorales o hexacorales. Las madréporas pertenecen a esta subclase en la que se puede hacer una distinción más. Existe una definición que data de la primera mitad de este siglo y muy utilizada dentro de las esferas científicas que considera a la mayoría de los corales como hermatípicos, es decir, organismos capaces de construir arrecifes (del griego erma=barera), se define como ahermatípicos a organismos como las gorgonias, con un esqueleto córneo y flexible, o a los corales blandos, que no son capaces de dar origen a las complejas estructuras que pueden resistir la acción de las olas". 

Fuente:
Guía del mundo submarino

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