La increíble capacidad de nuestra mente para recordar.
Al ir pasando las páginas es increíble lo que tu mente recuerda del lugar, me encontré sonriendo al recordar esos paisajes, esas cálidas personas que nos recibieron a bordo, de los que nos atendieron en el hotel y tiendas de artesanías, el comentario que hoy vuelvo a leer, sobre que es obligación de los vecinos reprender a los niños que se están portando mal y atender algunas tareas como si fuera esa también su casa, las casas sobre los pilotes, las personas debajo de sus casas tomando el fresco entre la sombra que hace y el aire que pasa, las pencas aun verdes de plátanos colgadas, la tienda de artesanías con cosas hermosas elaboradas a mano y de maderas finas pues es lo que tienen como materia prima, esas estrellas de aquel cielo el último día en el muelle de Roatán, parecía como si al extender el brazo pudiera tocarlas, alcanzar a distinguir la vía láctea; en esa barda del muelle estábamos recostados siete buzos, siete personas mirando el espectáculo, sin decir una sola palabra por lo menos durante una hora, fue increíble la sensación, me faltan palabras para poder describirla.
Recuerdo también la visita a una especie de mini albergue o santuario en el que había un sin fin de iguanas, tortugas, aves y si no mal recuerdo una que otra gallina.
Foto Cyana Todo Buceo
Yared Lazarín
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